05 junio, 2006

Anochecer


A veces, la luz es mi

enemiga.

Deslumbrante e

intensamente,
entra por mi ventana,
como un haz destructor.

Todo exceso puede ser


devastador.

El sol, poco a poco,nos irá devorando,

hasta que todo sea,
simplemente una gran mancha amarilla.
El sol que es nuestro amigo,
puede convertirse
en el monstruo que nos devorará,
como Saturno devoró a sus hijos.

Seremos como ícaros pasivos,
esperando que la muerte
vuele hacia nosotros.

Romperemos el velo

que nos separa
de la divinidad,
y pereceremos
por querer ser
como dioses,
cuando sólo
somos humanos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace ya dos días que no insertas nada nuevo y ya estoy empezando a "perderme" de nuevo.
Estoy esperando....

Perdido dijo...

La luz da el color, algunas veces hace mucha falta. Pero el sol también puede ser un enemigo terrible, especialmente, como dices, cuando queremos ser más que humanos.