04 noviembre, 2006

En una tarde soleada de otoño.

El atardecer es

un momento del día

en el que aparecen musas,

que no vemos a lo largo

de todo el tiempo.

Las musas nos invitan a

revolotear

sobre burbujas que explotan

al contacto con la brisa,

de una tarde soleada de otoño.

Es un encuentro entre carnal y efímero, un soplo levemente

sentido en un oido

que está cerrado a palabras

de amor y de alegría.

Y despierta con el rugir de un vendaval, en una tarde soleada

de otoño.

Así, sentiremos algo inesperado

que nos invita a dar mil vueltas

a lo que creíamos perdido

y parece habernos encontrado.

No él a nosotros sino al contrario

de lo que siempre esperábamos

sentir,en una tarde soleada

de otoño.

En una tarde soleada de otoño,

estamos más cerca de lo que siempre

añoramos en la vida

y que nunca alcanzaríamos

sin este espacio del tiempo

que nos hace menos infelíces.